Un viejo Chalet de las Lomas de San Isidro se reconfiguró adaptándose a sus nuevos usuarios. En planta baja, la premisa fue generar ambientes de gran calidad espacial y con relación al nuevo exterior, buscando también la funcionalidad e independencia de los mismos. En este sentido, la intervención consistió en demoler una cantidad de elementos incorrectamente ubicados: habitación de servicio, paredes divisorias, etc.
Todo el interior de la casa fue rediseñado bajo un concepto moderno y racional, sin descuidar su espíritu original. Los pisos son existentes, de pinotea en planta alta y de tacos de algarrobo en planta baja, y la pintura es en todos los ambientes de color claro. El baño de los niños presenta una combinación de colores blanco y verde manzana seleccionada por los propietarios.
En la planta alta la escalera-biblioteca divide el área de los niños del área de los padres y da acceso a la terraza sobre el estar.