Este desafiante proyecto consistió en el armado del Back Office para la aerolínea Lufthansa en la nueva terminal del Aeropuerto de Ezeiza.
Al ser un espacio de pequeñas dimensiones, se aprovechó cada metro cuadrado al máximo. La oficina cuenta con puestos de trabajo confortables, amplios muebles de guardado, una gran mesa de reunión y un pequeño sector de cafetería y otro de guardarropas separados por un divisor bajo.
Por encontrarse en un subsuelo, sin iluminación natural, se optó por utilizar tonos neutros y claros. Tomando los lineamientos estéticos de la imagen de marca, se incorporaron en la paleta de colores pequeños acentos azules y amarillos.
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